Preguntas frecuentes
Todas las intervenciones se realizan bajo anestesia general. La duración es de 2 a 3 horas en el caso del bypass gástrico; de 1 a 2 horas en el caso del tubular gástrico; y de 40 minutos a 1 hora, la banda gástrica (Lap-Band).
La hospitalización será de entre 24 y 48 horas en la mayoría de los casos.
Los pacientes interesados en la cirugía bariátrica se consideran candidatos cuando hayan intentado perder peso sin resultados satisfactorios mediante tratamientos no quirúrgicos tradicionales.
Las personas con alto riesgo de desarrollar enfermedades o que ya padecen una enfermedad que amenaza su vida, incluidos los que tienen una discapacidad secundaria o agravada por la obesidad, a menudo se consideran buenos candidatos a la intervención. Las personas con obesidad de origen genético también son buenos candidatos. También son candidatos pacientes con un Índice de Masa Corporal extremadamente alto, obesidad mórbida de más de cinco años de evolución y la ausencia de antecedentes de abuso de alcohol o drogas y trastornos psiquiátricos no tratados.
La edad admitida para acceder a la cirugía está entre los 18 y los 65 años, aunque edades inferiores o superiores deben estudiarse de forma individualizada.
Todos los pacientes realizan, antes de la intervención, una dieta hipocalórica e hiperproteica bajo el control del nutricionista y la enfermera durante un periodo de 2 a 4 semanas habitualmente. Con este procedimiento, el paciente debe conseguir perder un 5-10 % del peso.
Esta dieta servirá, por un lado, para comenzar la modificación de los hábitos de alimentación preoperatoriamente y, por otro, para disminuir el tamaño del hígado y de la cantidad de grasa intraabdominal. Este proceso es muy importante, ya que hará la cirugía más sencilla, disminuyendo la posibilidad de complicaciones.
Después de la cirugía de pérdida de peso el cambio más significativo es la cantidad de comida que se puede ingerir. La mayoría de las cirugías de pérdida de peso reducen la capacidad del estómago a 20-50 cc de alimentos o líquidos (según la técnica). Al principio, puede tener la sensación de tener menos energía para las actividades diarias, pero esto desaparecerá al adaptarse a la nueva situación.
El tiempo de recuperación varía, pero la mayoría de los pacientes pueden regresar a sus actividades habituales entre 2 y 6 semanas tras la intervención.
Hay que tener en cuenta que, tras una pérdida de peso considerable, el paciente podría presentar un exceso de piel. Para quitar esta piel y mejorar la imagen corporal, algunos pacientes se someten a procedimientos estéticos: la abdominoplastia tensa los músculos abdominales y elimina el exceso de piel abdominal; la cruroplastia elimina la piel y grasa sobrantes en los muslos; la mamoplastia remodela las mamas caídas y sin volumen; y la braquioplastia elimina el exceso de piel de los brazos.
La preparación para la cirugía bariátrica implica evaluaciones y recomendaciones de varios profesionales de la salud. Nuestros pacientes son evaluados preoperatoriamente por un cirujano bariátrico, un endocrinólogo, un nutricionista y un psicólogo. Este equipo trabaja en conjunto para desarrollar un plan de tratamiento integral.
La cirugía de la obesidad implica muchos detalles. Es fácil olvidarse de las «cosas pequeñas». Puedes consultar nuestra guía para el paciente, con consejos preoperatorios y postoperatorios que te proporcionarán los detalles que pueden hacer más fácil la vida antes y después de su cirugía.
Ser un buen candidato significa tener expectativas realistas. La cirugía de pérdida de peso le ayudará a reducir el riesgo de enfermedades que amenazan la vida y a mejorar su salud en general y la imagen corporal. No obstante, es necesario un cambio radical en los hábitos de alimentación y de actividad física para que la cirugía sea exitosa a largo plazo.
Pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos adicionales como, por ejemplo, para eliminar el exceso de grasa o piel abdominal, en brazos y piernas, remodelar mamas que quedan sin volumen o tratar depósitos de grasa localizados.
El paciente debe comprender los riesgos asociados a este tipo de cirugía. Estos son:
Es importante seguir el plan postoperatorio y a largo plazo indicado por el equipo multidisciplinar con el fin de reducir las complicaciones.
La diabetes y la obesidad están íntimamente relacionados. Casi el 90 por ciento de las personas diagnosticadas de diabetes tipo 2 tienen sobrepeso o son obesos, según la Asociación Americana de Diabetes.
Una persona obesa tiene el doble de riesgo de desarrollar diabetes, y una persona con obesidad severa tiene diez veces el riesgo. No se entiende completamente cómo las dos condiciones están relacionadas exactamente, pero la teoría es que el exceso de grasa abdominal está asociada a un defecto en la respuesta del organismo a la insulina.
La diabetes tipo 2 es la forma de la enfermedad más estrechamente vinculada a la obesidad. Aproximadamente el 90% de todos los diabéticos en los Estados Unidos son diabéticos tipo 2.
En este tipo de diabetes, el páncreas no produce suficiente cantidad de insulina, o las células del cuerpo no usan la insulina adecuadamente. La insulina es necesaria para que el cuerpo sea capaz de utilizar la glucosa o azúcar en la sangre para obtener energía. Como resultado, la glucosa se acumula en la sangre. Las complicaciones de la diabetes incluyen enfermedades del corazón, ceguera, daño a los nervios, arterias y riñones.
Tradicionalmente, los cambios de estilo de vida incluyendo la pérdida de exceso de peso, tomar una dieta saludable y hacer ejercicio regular son los tratamientos de primera línea para la diabetes tipo 2. Cuando estas modificaciones no son suficientes para disminuir la glucosa en la sangre, se pueden prescribir medicamentos. Algunos medicamentos ayudan al páncreas a producir más insulina, mientras que otros ayudan al cuerpo a utilizar la insulina que produce más eficientemente. Si estos medicamentos no funcionan o lo hacen parcialmente, una persona puede necesitar inyectarse insulina.
¿Cómo encajaría la cirugía de la obesidad entre las personas diabéticas?
El riesgo de la cirugía en centros apropiados y por equipos con experiencia en cirugía de obesidad no es mayor, y probablemente menor, que el riesgo del tratamiento médico para la diabetes. La realización de las técnicas que habitualmente se usan en la cirugía de la obesidad en determinados pacientes provocarán por tanto una mejoría importante o incluso la curación de su diabetes.