¿Qué son los ultraprocesados y por qué cuesta tanto parar de comerlos?
¿Cuántas veces has abierto una bolsa de patatas fritas y no has parado hasta acabarla? ¿O un paquete de donuts? ¿Cuántas veces has tenido sed y lo primero que te ha venido a la cabeza es una Coca-Cola? Esto no solo te pasa a ti y no es casualidad.
La industria de la alimentación lo ha hecho muy bien y ha creado en nuestra mente y en nuestra vida una necesidad que se ha convertido en una auténtica adicción. Porque eso son los productos ultraprocesados, productos cargados de azúcares, grasas y sal que funcionan en nuestro organismo igual que una droga.
Es por eso por lo que el movimiento Realfooding lleva años luchando por concienciar a la población sobre lo perjudicial que es el consumo de estos productos y proponiendo una alimentación alternativa basada en comida real: frutas, verduras, hortalizas, legumbres, carne, pescado, huevos, cereales integrales, frutos secos, etc.
Pero ¿cómo ha conseguido la industria alimentaria meter estos productos en nuestra vida cotidiana y crearnos su necesidad?
¿Qué son los ultraprocesados?
Los ultraprocesados son productos, no alimentos; es decir, son preparaciones industriales comestibles que están elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Suelen tener listas interminables de ingredientes y entre ellos se encuentran materias primas refinadas: azúcares, harinas, grasas, sal, aditivos, edulcorantes, colorantes, emulsiones, potenciadores del sabor, etc.
Además, los procedimientos de preparación y elaboración que tienen esos productos son tan perjudiciales o incluso más que los ingredientes: fritura, refinación, hidrólisis de proteínas, hidrogenación, extrusión de harinas y cereales, etc.
Productos ultraprocesados son las pizzas, hamburguesas y otros platos de comida rápida, pero también lo son otros muchos que encuentras en cualquier supermercado: refrescos y otras bebidas azucaradas o edulcoradas, cereales refinados, patatas fritas y otros snacks, golosinas, bollería, postres, lácteos azucarados o edulcorados, carnes procesadas, embutidos, galletas, platos precocinados, barritas energéticas o dietéticas, etc.
Es importante que sepamos diferenciar todos estos productos de otros alimentos que también son procesados, pero son buenos procesados. Es el caso de del aceite de oliva virgen extra, los quesos artesanos, las conservas de pescado, verduras o legumbres, pescados u hortalizas congeladas, etc.
¿Por qué no podemos parar de comerlos?
Los productos ultraprocesados están diseñados y fabricados para promover su consumo elevado.
Por un lado, cuentan con características organolépticas de procedencia industrial que estimulan nuestro paladar y nuestro apetito de forma muy intensa, como son el azúcar y el glutamato monosódico, que estimulan el aparato digestivo y envían la señal a nuestro cerebro de sentirnos muy satisfechos por lo que nos provoca el deseo de seguir comiendo. Así se crea un circulo vicioso muy difícil de parar y reconducir.
Y, por otro lado, están por todas partes, accesibles en cualquier momento y situación y con campañas de publicidad perfectamente estudiadas para crearnos su necesidad en nuestro cerebro. Todo esto lo explica Carlos Ríos, fundador del movimiento Realfooding, en su libro ‘Come comida real’.
¿Por qué son tan perjudiciales para nuestra salud?
Los ultraprocesados son doblemente perjudiciales para nuestra salud. Suelen ser altos en azúcar, grasas poco saludables, sal y aditivos. Estas sustancias son adictivas, funcionan en nuestro cerebro como cualquier otra droga y por eso sentimos tanta atracción por estos productos.
Y, además, cuantos más productos ultraprocesados consumimos, menos comida real comemos por lo que perdemos calidad en nuestra alimentación por doble partida. La comida real es la que nos nutre y nos da energía mientras que los ultraprocesados son calorías vacías en nutrientes y llenas de añadidos perjudiciales, que pueden provocar obesidad, problemas de corazón e, incluso, cáncer.
Ya lo sabes, elimina los ultraprocesados de tu alimentación, come comida real, mantén una vida activa, sigue unos hábitos de vida saludable y cuídate.